El Centro de Experimentación y Seguridad Vial de MAPFRE (CESVIMAP), intenta brindar información para mejorar y garantizar una mejor seguridad vial, por tanto, a pesar de que conocemos las razones climatológicas que pueden provocar accidentes de tráfico y de que se conoce el protocolo de actuación ante estas situaciones de mal clima, CESVIMAP nos informa de que es recomendable revisar realmente cómo influye el clima en los accidentes de tráfico y en nuestros vehículos, para tener en cuenta todo lo necesario en cada situación con el objetivo de evitar estos accidentes de tráfico.
Además de tener en cuenta estos aspectos, hay otras cosas que podemos hacer para luchar con las consecuencias climatológicas, como por ejemplo, aplicar un repelente de agua para el parabrisas, adaptar la velocidad de conducción y extremar las precauciones, tanto parados como durante la marcha. Pero, sin lugar a duda, el primer paso para hacer frente a estas circunstancias adversas relacionadas con el clima es mantenerse siempre alerta y estar preparados para actuar. Por eso, hemos preparado una lista con las condiciones meteorológicas que pueden afectar a la conducción y sobre cómo hacerles frente.
Factores de riesgo
Lluvia
¿Por qué esta estrecha relación entre la lluvia y la siniestralidad en la carretera? Esta conexión es muy fácil de entender cuando se tienen en cuenta los cambios que introduce en la conducción normal un poco de agua. La visibilidad es sustancialmente menor, lo que obliga a indicar la posición y las maniobras con mayor antelación. También aumenta la distancia de frenado en tanto que el pavimento se vuelve más resbaladizo como consecuencia de la mezcla del agua y el aceite de la carretera. Y, por último, pero por ello no menos importante, hay que tener en cuenta el fenómeno del aquaplaning, que se produce cuando las ruedas del vehículo pierden adherencia al pasar sobre un charco.
Niebla
La niebla y las bajadas de temperatura suelen aparecer siempre de la mano. Esta combinación de factores complica notablemente las condiciones de visibilidad y obliga a los conductores a agudizar los reflejos para reaccionar con tiempo suficiente ante cualquier improviso.
La primera medida que se debe adoptar es la de reducir la velocidad y adaptarla a las nuevas necesidades de conducción. El sistema de calefacción encendido evitará el empañamiento de los cristales, pero también puede provocar somnolencia en el conductor, por lo que hay que emplearlo con moderación. Hay que tener en cuenta que el resto de conductores experimenta las mismas dificultades al volante, por lo que habrá que señalizar bien la posición del vehículo con el empleo de las luces adecuadas, indicar con tiempo todas las maniobras, reducir la velocidad y aumentar la distancia de seguridad.
Al volante siempre hay que mantener alerta los sentidos. El secreto de una conducción segura está en saber adaptarse a las características de cada jornada de conducción. No todos los factores humanos, mecánicos y ambientales que influyen en la seguridad se pueden prever, pero sí se pueden extremar las precauciones para minimizar el riesgo que suponen las condiciones más adversas.